Diciembre de 1998
El hallazgo de una cueva en el centro de una población de 200000 habitantes es una noticia bastante poco frecuente. Pero menos frecuente es que esa cueva mida varios kilómetros de longitud, y que haya sido encontrada en diferentes ocasiones a lo largo de la historia, ocultándose rápidamente en cada una de ellas. También son conocidas en Santa Cruz otras cuevas, como la que se empleó para el hilado de las piteras, aprovechando parcialmente un tubo natural, o las que abundan en el barranco de Santos. Sin embargo, el estado en que se encuentran actualmente estas últimas lo conocemos todos: llenas de basura o "entulladas" parcialmente por los derrumbes de la construcción de la "Escuela Hotel". Volviendo a la recién redescubierta, parece mentira que los científicos o técnicos que la han visitado puedan afirmar que ésta carezca de interés. Está claro que es una cavidad bastante más antigua que las cuevas volcánicas más conocidas de la isla, como la del Viento o la de San Marcos. Por lo tanto, su estado debe ser bastante ruinoso, con derrumbes frecuentes y una bóveda en condiciones probablemente más inestables. Si nunca vio la luz antes de las mencionadas obras, está también claro que no puede contener restos arqueológicos, por lo que no debe ser interesante desde este punto de vista. Por último, al estar bajo una población, la mínima fisura podría servir para la invasión por parte de ratas y cucarachas, y las aguas fecales que se salgan del defectuoso alcantarillado puede que se filtren por más de un lugar del tubo. Sin embargo, sigue siendo una cavidad con varios kilómetros de trazado, es decir, de las más largas conocidas en Tenerife. Pero aunque fuesen trescientos metros, una cueva siempre será una formación geológica digna de mención y respeto, que debería conservarse, aunque sólo fuese una puerta de acceso desde el garaje del edificio que se está construyendo encima. Claro que la empresa propietaria del solar (Ferrovial) no estará dispuesta a demorar o modificar las obras, sobre todo cuando se juegan los millones de los pisos que ya han vendido en parte. También la administración pública seguro que acabará poniéndose del lado de la empresa, como lo hicieron cuando ésta destruyó el paisaje de Guipúzcoa y Navarra en la construcción de la Autovía del Leizarán. Esperemos que no se acabe taponando este tramo que queda de la famosa cueva, cuyo nombre ignoro si le han puesto en sus repetidas apariciones por las obras de Santa Cruz. |