26/2/99
Es un paraje protegido que engloba la costa desde la Playa de los Roques (en la foto) hasta las cercanías de la Playa del Socorro. Empezando por los roques, cabe puntualizar varias cosas sobre esta playa de callao. El lugar es una ensenada con dos grandes roques en el centro, sobre el mar, horadados por cuevas por donde entra y sale el mar : el Roque Grande y el Roque del Burgado, de más de 20 metros de altura. Pues bien, hace seis años, la autoridad municipal de los Realejos decidió que la ensenada era idónea para la construcción de un puerto deportivo y comercial, es decir, de alguna manera destrozar los roques y la playa, construyendo un puerto en el último lugar que se le ocurriría a nadie, pues hay poco fondo, el mar es muy fuerte, y la ensenada está bordeada por un acantilado cuyo acceso sería bastante complicado. (Ver 'El Día', 8/9/92, página 15 :"El ayuntamiento promueve la construcción de un muelle deportivo"). Como si fuese poco el impacto que hubiese provocado semejante burrada, la idea recibió la aprobación del que fuera presidente del Gobierno Autónomo por esas fechas, dando pruebas de su gran sensibilidad medioambiental. Por suerte, hoy se ha descartado esta barbaridad, y el paraje se ha reconocido finalmente por su valor. Siguiendo hacía el Oeste, pasamos una zona acantilada y entramos en la Rambla de Castro propiamente dicha, un pequeño paraíso de imponentes construcciones antiguas rodeadas de palmeras y de un resto de vegetación termófila, tan escasa actualmente en las islas. Es un lugar que prueba la gran calidad de vida que tuvo que existir en el pasado, y que se ha salvado por los pelos de la urbanización masiva del turismo. En efecto, el lugar está rodeado de una urbanización turística bastante extensa, y en los alrededores de la playa de los Roques existen tres edificios de veinte pisos que por desgracia son inevitables desde la bahía, y desde todo el valle de la Orotava. Para disimularlos, han sido pintados en diversos tonos azules, imitando (supuestamente) las olas del mar, cuando el mejor disimulo lo conseguiría un derribo. Acaba el paraje en la playa del Socorro, que no se incluyó por estar ya invadida por las consecuencias de la urbanización masiva. Tiene un acceso fácil en coche, gracias a un muro horrible que baja el acantilado y se ha cargado parte de la arena, junto a una pequeña avenida marítima (faltaría más) que también ha ayudado a confinar la playa. Como si no se hubiese hablado ya de pocas amenazas, la parte superior del paraje, que no esta protegida legalmente, cuenta con muchas plataneras que podrían transformarse en camas turísticas, como el hotel que ya ha sido desgraciadamente proyectado. Para colmo, la ampliación de la autopista del norte desde los Realejos a Icod, destrozará gran parte del paraje, con lo que la belleza actual de la Rambla se verá muy mermada. Firmado: Solanum |