ATAN
Langostas: la auténtica invasión africana. ¿Qué es preferible? ¿pagar indemnizaciones a los afectados, o envenenar a toda la población, y acabar con la vida salvaje? En los últimos días hemos estado sometidos a la posibilidad de sufrir una plaga por las desgraciadamente famosas langostas que vienen aprovechando los vientos favorables desde el continente africano. Sin embargo, en el presente artículo, no vamos a exponer el comportamiento y el daño potencial de estos insectos, que ya todos conocemos. La intención de este escrito es analizar la incompetencia y el desconocimiento que una vez más demuestran nuestros gobernantes y los medios de comunicación. La historia comienza con la amenaza de que la plaga llegue a las islas. Entonces, las autoridades deciden que es mejor tratar la plaga desde el aire antes de que los insectos puedan tomar tierra. El director general de Desarrollo Agrícola del Gobierno de Canarias, Antonio Ortega, departamento adscrito a la Consejería de Agricultura, Ganadería, y demás chorradas que inventan los funcionarios para perder el tiempo, hacía en el Diario de Avisos las siguientes declaraciones: "Hay que hacerles frente antes de que tomen tierra y, si es necesario, utilizaremos la fumigación aérea, aunque sea menos efectiva y genere más dificultades a causa del viento que puede dispersar el insecticida [...]. 10.000 litros de clorpirifos al 48% -un derivado de la cloropicrina- adquiridas hace tres años y que se van a donar a Mauritania en las próximas semanas, y una remesa de 14.000 litros más de nueva adquisición incluidos en el Plan Nacional de Erradicación. Además, podríamos contar con 9.000 litros más en caso de emergencia que se solicitarían a los agricultores de las Islas, que lo utilizan principalmente en las viñas." En principio la idea parece muy acertada, ya que de esa manera se podrían evitar graves daños para la agricultura, ¿o lo que estaban buscando era no dar una mala imagen ante los turistas, de modo que éstos pudieran darse cuenta de lo cerca que estamos de África? Lo malo de todo esto es la manera en que pretenden deshacerse de la plaga. Según se comunica en la prensa local, el método escogido es fumigar desde una avioneta las nubes de langosta que vienen. La materia activa elegida es el clorpirifos al 48%, cuyo nombre común es el Dursban 48. Este compuesto es un derivado organofosforado (procedente del ácido fosfórico) y como tal actúa contra la plaga atacando al sistema nervioso de manera que el insecto muere por convulsiones, espasmos y parálisis. Además, el compuesto penetra en el organismo principalmente por inhalación, aunque también por contacto, ingestión y penetración. Todo esto da que pensar, ya que al fumigar una zona no sólo se combate la plaga, sino que también se pone en peligro a otros insectos autóctonos. Y por si fuera poco, es un producto muy perjudicial para el medio ambiente, resultando ser medianamente peligroso para los mamíferos y aves, y muy peligroso para las abejas y los peces. De hecho los mismos fabricantes insisten en la necesidad de tener cuidado en no contaminar las aguas con este producto por el peligro que supone para los peces. Además, el clorpirifos es un compuesto de amplio espectro, que quiere decir que sirve para combatir un gran abanico de plagas. Pasados unos días, la información cambia y ya no se habla de fumigar indiscriminadamente, sino que ahora se habla de fumigar lugares concretos que puedan ser susceptibles de plaga. Así se pudo ver un simpático reportaje de la Televisión Canaria desde Puerto Cabras, en el que una locutora nos muestra varias langostas en una pecera, y un señor con una colección de botes de veneno sobre una mesa, para que, si vemos langostas, los empleemos. Ni que decir tiene que el 48% y la palabra "clorpirifos" aparecían por todas partes. Para rematar el show, y siempre con una falsa sonrisa vomitiva, aparece otro señor con una sulfatadora, echando el veneno sobre las plantas de su patio y afirmando que "ya es la segunda vez que lo echo hoy, por si vienen las langostas". Todos ríen, y se ve un primer plano de este hombre, con los brazos descubiertos y una simple mascarilla para protegerse de los posibles efectos nocivos del clorpirifos. Quizás, convenga recordar las medidas a tomar cuando se va a fumigar con un producto químico: usar un mono de algodón blanco, para que se vean las posibles manchas de productos, guantes, mascarillas y por supuesto, lavarse muy bien y a conciencia después de su aplicación. En algunas fotos publicadas por la prensa local se puede ver que en algunos casos sí se cumplen estas medidas básicas de seguridad, pero en otras no, como en esta foto en la que se puede ver al operario sin mono blanco y sin un guante, aunque sí lleva la mascarilla. Pero lo más significativo de la instantánea es a Adán Martín no cuidando estas medidas mínimas y legales. ¿Por qué? ¿acaso es inmunes a los efectos del clorpirifos? ¿o es que querían quedar "guapo" en la foto? Para colmo, en la foto se observa que el viento dominante era considerable, por lo que la dispersión del producto es mayor. Todo un ejemplo para la población de la comunidad autónoma a la que representa.
Pero además de todo esto, hemos investigado las consecuencias que puede tener este veneno para la salud humana y hemos encontrado lo siguiente en la página WEB del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU, http://www.atsdr.cdc.gov/es/toxfaqs/es_tfacts84.html, en perfecto español: ¿Cómo podría yo estar expuesto al clorpirifos? Respirando aire en un área donde se roció clorpirifos sobre cosechas. ¿Cómo puede perjudicar mi salud el clorpirifos?Respirar aire en un área donde se roció clorpirifos recientemente puede producir una variedad de efectos sobre el sistema nervioso, incluyendo dolores de cabeza, visión borrosa, lagrimeo, excesiva salivación, secreción nasal, mareo, confusión, debilidad o temblores musculares, náusea, diarrea y cambios bruscos en el latido del corazón. El efecto depende de la cantidad de clorpirifos en el aire y de la duración de la exposición. Ingerir clorpirifos a través de envases de alimentos contaminados, o en el caso de los niños, poniendo objetos o las manos en la boca después de tocar clorpirifos, puede causar síntomas similares. La exposición a altos niveles puede producir sudor profuso, pérdida del control intestinal, serios temblores musculares, convulsiones, pérdida del conocimiento (coma) o la muerte. Actualmente no hay ninguna información que demuestre que el clorpirifos afecte la habilidad de seres humanos para reproducirse o que cause defectos de nacimiento. ¿Qué posibilidades hay de que el clorpirifos produzca cáncer? No se sabe si el clorpirifos produce cáncer en seres humanos. Los estudios en animales no han demostrado que el clorpirifos produce cáncer. La EPA ha clasificado al clorpirifos como posiblemente carcinogénico en seres humanos. Vamos, el insecticida ideal para, como dice el director general de Desarrollo Agrícola, donar a los agricultores de las islas y a Mauritania. Todo un ejemplo de sana cooperación internacional, de la que siempre estarán orgullosas las futuras generaciones con cáncer. Será también por eso que el consejero de Agricultura, Ganadería, etc. del Cabildo de Fuerteventura, Juan Estárico, manifestó, también en el Diario de Avisos que "la intención es no aplicar productos fitosanitarios, salvo extrema gravedad, debido a los daños colaterales que éstos podrían generar tanto en personas como en la fauna silvestre de cada zona". Pues menos mal. En el último episodio, se ha podido asistir a un intento de engaño de los políticos o a una completa falta de información por parte de los medios de comunicación, también del Diario de Avisos. En el periódico del día 28 de noviembre aparece la siguiente información dicha por consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias, Pedro Rodríguez Zaragoza: "Las fumigaciones se han llevado a cabo siempre bajo la dirección de los técnicos del Gobierno autonómico y en colaboración con el Cabildo de Lanzarote. Hemos cambiado también el pesticida que debíamos aplicar, el clorpirifos al 48%, para evitar de manera indirecta la muerte de especies endémicas como el guirre. Por esta razón, utilizamos piretrinas como el Durban 45, que es menos dañino para las especies animales y vegetales, y también para el hombre". Pues bien, en primer lugar el producto "Durban 45" no existe, en todo caso falta una 's', aunque el error puede ser simplemente tipográfico (el corrector del ordenador del periodista tendría agregado el apellido del actual director conservador del Parque Nacional del Teide, Manuel Durbán). Pero en cualquier caso, el Dursban 45 está compuesto por clorpirifos al 45 %, en vez del 48%, por lo tanto no es una piretrina. Las piretrinas son derivados de compuestos vegetales naturales que sirven para combatir plagas. Pero no por ello son menos nocivos para los animales y los vegetales. Actúan de la misma manera que el clorpirifos, atacando al sistema nervioso, pero al contrario que este son productos liposolubles, lo que quiere decir que se disuelven en la grasa animal y que por lo tanto son acumulativos en la cadena trófica. Además, son productos muy persistentes en el medio, muy tóxicos para los peces y destruyen gran parte de la fauna útil, pudiendo por lo tanto producir impactos ecológicos. En cualquier caso, y para terminar, creemos que conviene analizar la siguiente fotografía, en la que se puede ver como los turistas "pasean" bajo una nube de langostas por un campo de golf de Fuerteventura. Los desgraciados bichos, hambrientos tras cruzar el mar, no lo han dudado mucho al ver las "manchas verdes" de los campos de golf, ejemplos evidentes de algo que, en las islas, está fuera de lugar.
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30 de Noviembre de 2004
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