El pescado que comemos.

La lonja de pescado del Puerto de Santa Cruz de Tenerife

Agosto de 1998

El establecimiento de la dársena chicharrera que luce el cartel de "Lonja Pesquera", en realidad no es una lonja, sino un centro de primera comercialización de pescado que lleva más de dos años y medio incumpliendo la normativa europea de higiene para la manipulación de productos pesqueros. La Consejería de Sanidad, que lo sabe perfectamente y tiene potestad sancionadora, hace la vista gorda. La situación es penosa, y cualquiera que se dé una vuelta por al dársena pesquera de Santa Cruz puede ver en qué condiciones se maneja y almacena allí el pescado que luego llega a nuestra mesa o a nuestro restaurante preferido.

El Real Decreto 1437/92, sobre normas sanitarias aplicables a la producción y comercialización de productos pesqueros, trasladaba lo fijado por la directiva 91/493/CEE de la Unión Europea al respecto, y daba como fecha tope para que todos los establecimientos de este tipo adecuaran sus instalaciones, el 31 de diciembre de 1995. Estamos en el verano de 1998 y allí no se mueve nada, o casi nada, de forma que el pescado se sigue manipulando en condiciones deficientes y vergonzosas. La Consejería de Sanidad reconoce, con toda la cara del mundo, que la "lonja" no cumple. Esta consejería es la encargada de velar por que la ley se respete, pero no actúan, no sancionan, dejan el tiempo pasar. Sólo amenazaron en mayo de 1997 a los administradores de la "lonja" con que les cerrarían el local si no cumplían las normas de salud pública. Pero todo acabó en agua de borrajas. ¿Qué misteriosa conexión política habrá entre los concesionarios de la "lonja" y algunas personas del Gobierno autónomo, para que les permitan saltarse a la torera las normas sanitarias, poniendo en riesgo la salud de los consumidores? ¿Por qué, si el inmueble es sólo un centro de primera comercialización, la Autoridad Portuaria, dueña del mismo, le ha colocado un cartel de "lonja"?

El pavimento, según el citado Real Decreto, debe ser impermeable y facilitar el drenaje del agua. Pues es de cemento visto. Se deben usar cajas de plástico para almacenar el pescado, por ser más higiénicas que las de madera o cartón. En abril de 1997 se podía ver cómo casi todas eran de madera. Ahora, parece que se han cortado un poco y usan algunas de plástico, pero sigue habiendo por allí numerosos embalajes de madera en uso. Las cámaras de frío están estropeadas desde ni se sabe cuántos años. ¿Por qué no se arreglan? Según el mismo Decreto, debe haber retretes y lavabos que tengan medios para la limpieza de las manos y toallas de un solo uso. Nada de nada. Las paredes deben ser fáciles de limpiar. Actualmente son de ladrillo visto, y el olorcillo que desprenden, la verdad que no invita a ir a San Andrés a comerse un pescadito.

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